Existen 11 especies de ballenas, de las cuales dos se conocen como BALLENAS FRANCAS. La ballena franca austral, Eubalaena australis, vive en el hemisferio sur y la ballena franca boreal, Eubalaena glacialis, en el hemisferio norte. Las ballenas son mamíferos y como tales respiran aire, mantienen estable la temperatura del cuerpo y paren y amamantan a sus crías. A pesar de su tamaño, las ballenas francas se alimentan de pequeños organismos de pocos milímetros de largo. Las hembras son más grandes que los machos; llegan a medir 16 m. de largo. Un adulto puede pesar más de 50 toneladas.
Distribución y abundancia: Se distribuyen entre los 20' y 64' de latitud sur. La población mundial se estima en solo 3.000 individuos.
Conservación: Durante siglos y hasta hace algunas décadas estuvieron expuestas a una intensa cacería. Hoy están protegidas por normas internacionales. Eubalaena australis se encuentra amenazada, mientras que Eubalaena glacialis esta en peligro de extinción.
Las ballenas francas comienzan a llegar a las aguas que rodean a la Península Valdés (Patagonia Argentina) entre marzo y mayo y alcanzan su número máximo durante septiembre y octubre. Hacia fines de diciembre casi todos los animales emprendieron la migración a las áreas de alimentación. (Época del año para el avistaje de ballenas en Península Valdés: de principios de junio a finales de noviembre.)
Ballenas como individuos: Las ballenas francas tienen marcas naturales que facilitan la identificación de individuos. Más de 1.300 ballenas han sido identificadas en la Patagonia desde 1970. Mediante fotografías aéreas, se descubrió que los individuos podían ser identificados por sus callosidades (piel engrosada y rugosa que se encuentra en algunas partes de la cabeza y el cuerpo). Como una huella digital gigante, el patrón de distribución de callosidades permanece inalterable a lo largo de la vida animal. Cada año se identifican alrededor de 130 adultos y se agregan a la lista unas 30 crías. Algunas hembras han sido observadas en las costas de la Península Valdés durante más de veinte años. La población Patagónica de la ballena franca austral esta creciendo a una tasa del 7,6% anual y es una de las poblaciones más importantes del mundo para una especie poco abundante.
Salto fuera del agua: Es uno de los comportamientos mas espectaculares desarrollados por adultos de ambos sexos, crías y juveniles. El cuerpo emerge abruptamente en forma casi vertical, mientras la cola permanece sumergida. El animal gira en el aire y cae de espaldas o de lado. El comportamiento se repite en secuencias de diez o más saltos consecutivos. Varias especies de ballenas realizan estas acrobacias. El salto es un despliegue de energía grandioso que genera un ruido de explosión cuando el animal golpea el agua. Es una señal de comunicación a distancia.
Los mensajes submarinos de las ballenas francas se emiten en un rango de frecuencias de alrededor de 50-2.100 hz. y duran entre 1-2 segundos. A diferencia de los sonidos de las ballenas jorobadas, no se organizan como un canto. Parte del espectro de sonidos se encuentra por debajo del rango audible para un ser humano y es posible que produzcan otros de frecuencias aun más bajas que los destacados hasta ahora. Los sonidos mas ricos y complejos se registran en los grupos de apareamiento en los que 10 individuos se mueven juntos pero solo uno de ellos es el que aparentemente produce sonidos. No existe evidencia de que estas o ninguna otra especie de ballena usen un mecanismo de localización de objetos mediante ecolocación, como sucede con los delfines.
Las crías recién nacidas pasan la mayor parte del tiempo cerca de la madre. La natación, el juego y el descanso son las actividades más comunes y solo el 5% del día se dedica al amamantamiento. Madres y crías pasan horas en actividades que podrían servirles a estas últimas para practicar comportamiento útiles en otros momentos de la vida. Las crías juegan con algas arrancadas por las tormentas, boyas o sogas. Sin embargo, jugar tiene un costo: la cría gasta energía jugando y es la madre la que debe proveerle el alimento. Tal vez por eso las madres a veces interrumpen los juegos de las crías y evitan interacciones con otras ballenas.
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