lunes, 6 de julio de 2009

La llanura de los placeres del Kamasutra

Entre los confines del Rajastán y la planicie del Ganges, desde Agra y su célebre Taj Mahal hasta los templos eróticos de Khajuraho, un viaje por el corazón del país.

En este país nacido y alimentado por la fantasía, cada ciudad, cada fuerte, cada templo, cada montaña y cada río tienen su origen en una leyenda. Orchha también tiene las suyas, y desde este ventanal de mármol finamente cincelado en el último piso del maltrecho palacio de Jehangir, con la ciudad extendida bajo nuestra mirada, estamos dispuestos a creer a pies juntillas la más fantástica. Esta pequeña urbe medieval, donde hoy apenas habitan 2.000 almas, es la imagen perfecta del reino perdido de nuestros sueños. La ciudad que bien podía ser la de la Bella Durmiente del Bosque, con sus murallas, sus palacios, sus templos y sus mausoleos petrificados a orillas de un río de nombre ignorado.

Situada a medio camino de la ruta apenas transitada desde Agra a Khajuraho, Orchha es la antigua capital del Bundelkhand, el reino de la dinastía Bundela. "No conoce la pobreza ni la opulencia excesiva; encontramos un aire de bienestar y de libertad que se extiende hasta las mujeres, que no son tan salvajes como en otras partes de India", escribió un viajero francés del siglo XVII. Hoy, Orchha es un perfecto conjunto medieval apenas visitado y la menos alterada de todas las ciudades rajputas. Su fundación y días de gloria se deben al rajá Bir Singh Deo, un maquiavélico personaje de cuyos afanes de grandeza quedan otros recuerdos en la región: el fuerte de Jhansi y el palacio de Datia.

Al llegar a Orchha impresiona flanquear la pesada puerta de madera erizada de clavos que la protegía contra el ataque de los elefantes de combate, pero que no fue capaz de resistir el empuje de las tropas de Akbar, el gran emperador mogol. Su indigno hijo Jehangir, tras intentar derrocarle, había buscado la protección de Bir Singh Deo. Éste no sólo lo acogió en su capital, sino que hizo asesinar a su perseguidor Abul Fazl, consejero y amigo personal de Akbar. Furioso, el emperador lanzó sus tropas contra Orchha y aunque la destruyó, no pudo capturar a su rajá.

Cuando Jehangir sucedió a su padre, tres años más tarde, devolvió los favores recibidos a Bir Singh. Éste reconstruyó su capital y levantó un nuevo y fantástico palacio. Justo en el que nos encontramos. Cuatro pisos y 260 habitaciones. Los muros, arcos y columnas guardan la memoria de las grandezas pasadas, pero en las celosías finas como encajes de los miradores, donde antes las favoritas del rajá se entretenían contemplando las escenas de la calle, los pájaros establecen sus nidos, juegan los langures sobre las almenas del fuerte, y sobre las losas de mármol del patio, donde antes piafaban los caballos y danzaban las bailarinas, crece ahora la hierba.

La jungla rehace su ley. Se notan todavía los jardines y las acequias de riego, los estanques y las cascadas artificiales, pero los árboles nacen de las paredes mismas y sus raíces se cuelan entre las grietas. Los periquitos de plumaje verde y pico rojo revolotean sobre las cúpulas, mientras que halcones y carroñeros acechan desde lo alto de las torres. El conjunto es tremendamente evocador. Nos remite a la India romántica de ruinas misteriosas que encontraban los viajeros británicos de las novelas de E. M. Foster....

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO: http://elviajero.elpais.com/articulo/viajes/llanura/placeres/Kamasutra/elpviavia/20090704elpviavje_8/Tes

PARA VIAJES DE TURISMO CULTURAL Y SOSTENIBLE A INDIA: http://www.atravesdelatierra.com/es/pais.php?id=66

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